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Consagración de la Orden del Carmen a la Virgen María

                                                            SALUTACIÓN A NUESTRA SEÑORA

​

 

Padre General de la Orden del Carmelo de la Antigua Observancia

 

Virgen María, Madre y Hermosura del Carmelo,

Aquí estamos vuestros hijos carmelitas, a vuestros pies,

para experimentar vuestro amor de Madre

que siempre nos conduce a vuestro Hijo, Jesús.

Vuestra tierna mirada nos habla de la luz y la belleza de la Santísima Trinidad.

Vuestro amor de Madre consuela y fortalece nuestros corazones,

tal como los Pastorcitos lo experimentaron hace 100 años,

cuando os contemplaban y escuchaban de vuestros labios

el dulce mensaje traído del Cielo.

 

Venidos de varios países, aquí estamos, atraídos por el esplendor de la luz

que nos envuelve y acoge como hijos.

En vuestra presencia, queremos agradeceros

todas las muestras que nos habéis dado de vuestro amor maternal

a lo largo de estos siglos de existencia de vuestra querida familia carmelita:

vuestro santo escapulario se ha convertido en el signo más visible de vuestra protección

y de vuestra fiel presencia, tan experimentada en nuestra vida personal,

en la vida de nuestras familias, de nuestras comunidades fraternas,

contemplativas, apostólicas y misioneras.

 

 

Padre General de la Orden del Carmelo Teresiano

 

Señora del Rosario de Fátima y Madre de los carmelitas,

Virgen Inmaculada, toda vestida de blanco

e imagen de la Belleza de la Santísima Trinidad:

aquí venimos a consagraros, hoy y para siempre, la vida,

la vocación y la misión de todos cuantos habéis llamado a saborear

los más sabrosos frutos del Monte de la Perfección que es Cristo.

 

Madre y Hermana nuestra, Maestra nuestra y Estrella

que nos acompañáis y guiais en el mar tempestuoso de nuestra vida:

en nuestros días luminosos y en nuestras noches oscuras sois nuestra esperanza,

nuestro auxilio; sois el reflejo más bello de la ternura

y de la misericordia de Dios para con nosotros.

 

Os alabamos por todas las maravillas que, por mediación vuestra,

el Señor ha realizado en la historia de santidad de tantos hijos e hijas del Carmelo;

os agradecemos el suave aroma de vuestras virtudes,

el cual ha llenado de santidad el jardín del Carmelo y a toda la Iglesia

y continúa atrayendo a tantos hijos e hijas a esta Familia a vos consagrada.

¡Con vos, Madre, llegamos más fácilmente a Jesús y al corazón de Dios Padre,

a ese hogar de amor, la casa paterna que es la Santísima Trinidad!

 

Todos

​

Os pedimos, Madre querida, que continuéis posando sobre todos nosotros,

sobre la Iglesia y sobre la humanidad entera vuestro mirar propicio,

que nos cubráis con el manto de vuestra maternal protección

y que nos fortalezcáis en la peregrinación de la fe.

 

Sed fuerza suave en nuestra flaqueza

y enseñadnos siempre la docilidad perfecta al toque delicado del Espíritu.

Enseñadnos vuestra manera de amar, de servir y de guardar en el corazón

todo cuanto vuestro Hijo nos revela.

 

Con vos, queremos permanecer siempre a la escucha de la Palabra

y construir, como vos, nuestra vida según la voluntad del Padre.

Os pedimos, oh Madre, que nos donéis vuestro propio silencio,

aquel silencio por el que en vos habitó y fue fecunda la Palabra,

para que sembremos la esperanza en nuestras familias y en nuestras comunidades

y llevemos al mundo la Luz que es vuestro Hijo Jesús.

 

Adornad nuestra alma con vuestras gracias y virtudes

para que seamos más semejantes a vuestro Hijo,

quien constantemente nos llama a construir el Cielo en la tierra

y a anticipar en el tiempo las bellezas, las grandezas

y los tesoros escondidos que vos, Señora del Carmen,

contempláis y vivís para siempre en la gloria del Padre,

del Hijo y del Espíritu Santo.

 

Amén.

 

    Congreso Mariano Internacional    

Fátima, 15 al 17 de septiembre de 2017

​

(Traducción Paqui Alonso Ocds)

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